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Antecedentes

Timbuktu
La legendaria ciudad africana
La palabra "Timbuktu" (o Timbuctoo, o Tomboctou) es usada en varios lenguajes para representar un lugar lejano, pero Timbuktu es una ciudad real en el país africano de Mali.

Localizada cerca de la orilla del río Niger durante la época de lluvias (pero a 8 millas del río durante la mayor parte del año), Timbuktu fue fundada por tribus nómadas en el siglo XII y rápidamente se convirtió en un centro de almacenaje y comercio importante para las caravanas en el desierto del Sahara.

Durante el siglo XIV, la leyenda de Timbuktu como un centro rico y culto se esparció por el mundo. El origen de esta leyenda puede rastrearse hasta1324, cuando el emperador de Mali hizo su peregrinaje a la Meca, vía El Cairo. En El Cairo, los comerciantes y tratantes quedaron impresionados con la cantidad de oro traído por el emperador, quien clamaba que el oro provenía de Timbuktu. Más adelante, en 1354 el gran explorador musulman Ibn Batuta escribió sobre su visita a Timbuktu y contó sobre la bonanza y el oro de la región. De esta manera Timbuktu llegó a ser conocida como "El Dorado" de Africa, una ciudad hecha de oro.




Durante el siglo XV, Timbuktu creció en importancia pero sus casas nunca fueron hechas de oro. Timbuktu produjo pocas de sus propias mercancías, pero sirvió como el mayor centro de comercio de sal en la región del desierto. La ciudad también se convirtió en un centro para el estudio del Islam y sede de una universidad y de una extensa biblioteca. La población máxima de la ciudad durante el 1400 probablemente alcanzó entre 50,000 y 100,000 habitantes, con aproximadamente un cuarto de la población compuesta de escolares y estudiosos.

El mito de la riqueza de Timbuktu se negó a morir y únicamente creció. La visita en 1526 a Timbuktu por un musulmán de Granada, Leo Africanus, la describió como un puesto típico de comercio. Esto solo incitó el interés en la ciudad. En 1628, se formó una compañía londinense para establecer comercio con Timbuktu. Desgraciadamente, la primer expedición comercial terminó con la masacre de todos sus miembros y una segunda expedición navegó por el río Gambia, por lo que nunca llegó a Timbuktu.

En el siglo XVIII y a principios del XIX, muchos exploradores intentaron llegar a Timbuktu, pero ninguno regresó. Muchos exploradores, tanto exitosos como desafortunados, se vieron forzados a beber orina de camello, su propia orina, o inclusive sangre para lograr sobrevivir en el inclemente desierto del Sahara. Los pozos conocidos podían estar secos o no tener la suficiente agua para una expedición recién llegada, así que el agua era muy escasa.

Mungo Park fue un doctor escocés que intentó un viaje a Timbuktu en 1805. Desgraciadamente, las docenas de europeos y nativos de su equipo expedicionario murieron o dejaron la expedición en el trayecto y Mungo Park fue abandonado a su suerte navegando solo por el río Niger, sin lograr llegar a Timbuktu, disparando a la gente y otros objetos en la orilla con sus armas mientras la locura se incrementaba en su viaje. Su cuerpo jamás fue encontrado.

En 1824, la Sociedad Geográfica de París ofreció una recompensa de 7,000 francos y una medalla de oro valuada en 2,000 francos al primer europeo que visitara Timbuktu y regresara para contar su historia sobre la mítica ciudad.

El primer europeo reconocido oficialmente en llegar a Timbuktu fue el explorador escocés Gordon Laing. Partió de Tripoli en 1825 y viajó por 13 meses para llegar a su destino. En su camino, fue atacado por la tribu de nómadas de los Tuareg, que dominaban la región, siendo herido de bala y espada y resultando con un brazo roto. Recobrándose del ataque continuó su viaje a Timbuktu, para arrivar en Agosto de 1826. Él no quedó impresionado de Timbuktu, que ya se había convertido, como antes lo relató Leo Aficanus, en un simple punto de comercio de sal lleno de casas con paredes de barro en medio del árido desierto. Laing permaneció en Timbuktu por poco más de un mes. Dos días después de dejar Timbuktu, Laing fue asesinado.

El explorador francés, Rene-Auguste Caillie, tuvo mejor suerte que Liang. Planeó hacer su viaje disfrazado de árabe como parte de una caravana, cosa vista de mal gusto por los exploradores europeos "decentes" de la época. Caillie estudió árabe y la religión islámica por muchos años. En Abril de 1827, partió de la costa oeste africana y llegó a Timbuktu un año después, a pesar de pasar enfermo 5 meses durante el viaje. Caillie tampoco se impresionó mucho con Timbuktu y se quedó por dos semanas. Regresó a Marruecos y luego a casa en Francia. Caillie publicó en 3 volúmenes sus viajes y fue galardonado con el premio de la Sociedad Geográfica de París.

El geógrafo alemán, Heinrich Barth partió de Tripoli con otros dos exploradores en 1850 en dirección a Timbuktu, pero sus compañeros murieron. Barth llegó a Timbuktu en 1853 y no volvió a casa hasta 1855 (muchos lo creían muerto). Barth ganó fama con la publicación de sus cinco volúmenes sobre sus experiencias. Al igual que los anteriores exploradores de Timbuktu, Barth vió a la ciudad como un anti-climax.

A finales del siglo XIX, Francia tomó el control de la región de Mali y decidió arrebatar Timbuktu del dominio de la violenta tribu de los Tuareg que controlaban el área. El ejército francés fue enviado para ocupar Timbuktu en 1894. Bajo el comando del mayor Joseph Joffre (después famoso general en la Primera Guerra Mundial), Timbuktu fue ocupado y se convirtió en un fuerte francés. La comunicación entre Timbuktu y Francia era muy dificil, haciendo de Timbuktu un lugar poco afortunado para vivir para todo soldado estacionado ahí. De cualquier forma, el área de Timbuktu estaba bien protegida de los Tuareg, de modo que otras tribus nómadas podían vivir sin su acostumbrada hostilidad.

Aún después de la invención del avión, el Sahara siguió siendo inexorable. El aeroplano que hacía el vuelo inaugural de Algeria a Timbuktu en 1920 se perdió. Eventualmente, una ruta aérea quedó establecida, aunque hoy día aún se llega a Timbuktu por camello, vehículos motorizados, o en bote. En 1960, Timbuktu se volvió parte del país independiente de Mali.

La población de Timbuktu en el censo de 1940 fue estimada en aproximadamente 5,000 personas; en 1976, la población era de 19,000; en 1987 (la estimación más reciente), 32,000 personas residían en la ciudad.

En 1988, Timbuktu fue designada Patrimonio de la Humanidad por las Naciones Unidas con el fin de preservar y proteger la ciudad y, especialmente, sus centenarias mezquitas.